jueves, 2 de octubre de 2008

Como lo hicimos alguna vez...

Entre vueltas y vueltas llegó a la esquina y en la plaza se sentó con su sanguche de migas.
El viento hacia volar las hojas otoñales y su pelo despeinaba.
El árbol en que ella solía esconderse detrás para tirarle con piedritas sigue estando en el mismo lugar mucho más grande y robusto, raro es. Igual que antes no está… falta él. Pasaron ya 10 años desde que no lo volvió a ver.
Sus ojos se humedecieron y entre un suspiro profundo y quedo se levanta y camina muy suavemente recorriendo los rincones donde solían jugar y platicar.
El sanguche logró terminar.
Como si estuviese en aquellos tiempos se tira en el pasto, recuerda que solían mirar hacia arriba el contraste de las ramas con el cielo y de la iluminación que entra y traspasa lo verde claro hasta llegar al alba. Las imágenes que encontraban ahí arriba, Huy! Todas las formas y deformas que vieron.
Comienza a rodar rodar rodar hasta marearse y desvariar, reírse con fuerza y gritar.
-Quisiera que estés acá, quisiera poder escuchar tu voz, ver tus ojos. Que me des la mano y juntos comenzar los días y terminar las noches. Como lo hicimos alguna vez...